El plazo de amortización de una instalación depende del grado de consumo que exista en la misma y de la alternativa frente a la que comparamos. En cualquiera de los casos, la bomba de calor es el sistema más eficiente al recoger del aire al menos tres cuartas partes de la energía que consume. Además, saca el máximo partido a las instalaciones a baja temperatura, multiplicando la eficiencia en sistemas como el suelo radiante. En definitiva, en el caso más desfavorable el plazo de amortización suele ser inferior a la mitad de la vida útil del sistema.

El principio físico que utiliza esta tecnología permite multiplicar la energía que toma de la red eléctrica hasta cinco veces para trasladarlo a la vivienda, gracias a las características físicas del gas refrigerante. Esto quiere decir que por cada kW eléctrico que consume es capaz de generar hasta 5 kW de energía en forma de calor para calentar la vivienda y el agua caliente o para refrigerarla en verano.

Estos sistemas aprovechan energía renovable en una parte de su capacidad. Toda la energía obtenida del ambiente (tierra o aire) es renovable, inagotable y gratuita, y únicamente la parte de consumo eléctrico para hacer funcionar el sistema no lo es. La directiva europea sobre energía renovable la considera entre el grupo de tecnologías que utilizan energías renovables.

La aerotermia ocupa un espacio reducido fuera de la vivienda y, al igual que la geotermia, el espacio equivalente a un frigorífico en el interior. Como beneficio adicional, evita duplicar sistemas. En lugar de una caldera, un depósito y un sistema de aire acondicionado, se integran todos los servicios en un único sistema.

En general se utilizan ambos conceptos para designar el mismo tipo de equipo y de tecnología. No obstante, el origen del término “bomba de calor” viene del aire acondicionado, donde hacía referencia a la capacidad de los equipos de aportar frío y calor en la estancia con el mismo equipo, por lo que en ese ámbito aún se puede escuchar.