La energía que precisamos durante el día está ahí para ser utilizada mientras brilla el sol. Hasta hace poco solía ser muy caro debido a sistemas pensados para «almacenar», mediante baterías, la energía para su utilización en horas de no radiación solar.
Si nos centramos «sólo» en utilizar la energía del sol cuando brilla sobre nuestras cabezas, eliminando las baterías, todo se vuelve más simple y rentable, con un plazo de amortización aproximado de 4/5 años, teniendo otros 20 años de vida útil del sistema para ahorrar.